Madre, que Dios te de ese beso y ese abrazo que yo no puedo darte.
Te quiero y te extraño hoy y toda la vida.
Madre la muerte no existe, la gente solo muere cuando la olvidan. Siempre vivirás en mí, porque siempre te recordaré.
Cuando alguien que amamos muere, nunca lo superamos por completo. Simplemente aprendemos poco a poco a seguir la vida sin ellos y siempre los mantenemos bien guardados en nuestro corazón.
Te recuerdo Madre mía, hoy y siempre.
Te recuerdo Madre mía, hoy y siempre.
Cuando tu madre envejezca, déjala envejecer con el mismo
amor que ella te dejo crecer a ti.
Déjala hablar y contarte tantas veces las mismas historias, con la misma paciencia e interés, que ella escucho las tuyas, cuando tu niñez.
Déjala hablar y contarte tantas veces las mismas historias, con la misma paciencia e interés, que ella escucho las tuyas, cuando tu niñez.
Déjala disfrutar de las charlas con sus amigos y sus nietos.
Déjala gozar viviendo entre los objetos que la han rodeado por tanto tiempo, porque si no es así sufrirá, sintiendo que le arrancas pedazos de su vida.
Déjala gozar viviendo entre los objetos que la han rodeado por tanto tiempo, porque si no es así sufrirá, sintiendo que le arrancas pedazos de su vida.
Déjala equivocarse como tantas veces te equivocaste tú.
Déjala vivir y trata de hacerla feliz en el último tramo que le queda por recorrer, del mismo modo que ella te dio su mano cuando iniciabas el tuyo.
Déjala vivir y trata de hacerla feliz en el último tramo que le queda por recorrer, del mismo modo que ella te dio su mano cuando iniciabas el tuyo.
Yo y mi Mamá nos amamos uno al otro. Yo tratando de ser tan buen hijo, como ella fue tan buena Mamá.
La mayor bendición de una mujer es la de ser madre y
la mayor dicha de un hijo, es la de poder contar con el amor de una madre ejemplar y valiente.
Ama a tu madre en vida, trátala con respeto, cariño y con amor. Porque nunca conocerás todo su valor, hasta que lo que te quede de ella, sea su silla vacía.