Por eso, hijos, escúchenme y no se aparten de las palabras de mi boca.
Aleja de ella tu camino y no te acerques a la entrada de su casa,
no sea que entregues a otros tu honor y tus años, a un hombre cruel;
que gente extraña se sacie con tu fuerza y tus trabajos vayan a parar a casa ajena,
y que al fin tengas que gemir, cuando estén consumidos tu cuerpo y tu carne.
Entonces dirás: "¿Cómo aborrecí la instrucción y mi corazón despreció las advertencias?
Yo no escuché la voz de mis maestros ni atendí a los que me enseñaban.
Faltó poco para que estuviera en el colmo de la desgracia, en medio de la asamblea y de la comunidad".
Aleja de ella tu camino y no te acerques a la entrada de su casa,
no sea que entregues a otros tu honor y tus años, a un hombre cruel;
que gente extraña se sacie con tu fuerza y tus trabajos vayan a parar a casa ajena,
y que al fin tengas que gemir, cuando estén consumidos tu cuerpo y tu carne.
Entonces dirás: "¿Cómo aborrecí la instrucción y mi corazón despreció las advertencias?
Yo no escuché la voz de mis maestros ni atendí a los que me enseñaban.
Faltó poco para que estuviera en el colmo de la desgracia, en medio de la asamblea y de la comunidad".