Los tesoros de la Sabiduría
Yo, la Sabiduría, habito con la prudencia y poseo la ciencia de la reflexión.
El temor del Señor es detestar el mal: yo detesto la soberbia, el orgullo, la mala conducta y la boca perversa.
A mí me pertenecen el consejo y la habilidad, yo soy la inteligencia, mío es el poder.
Por mí reinan los reyes y los soberanos decretan la justicia;
por mí gobiernan los príncipes y los nobles juzgan la tierra.
Yo amo a los que me aman y los que me buscan ardientemente, me encontrarán.
Conmigo están la riqueza y la gloria, los bienes perdurables y la justicia.
Mi fruto vale más que el oro, que el oro fino, y rindo más que la plata acrisolada.
Yo voy por el sendero de la justicia, en medio de las sendas de la equidad,
para repartir posesiones a los que me aman y para colmar sus tesoros.